El arte paleolítico.
El arte de los animales

Pintura rupestre del paleolítico, localizada en Altamira, Santillana del Mar (Cantabria). Imagen de un bisón, con colores vivos a causa de la humedad del espacio. Imagen cedida por © Museo de Altamira. Foto: Pedro Saura


LA EDAD DE HIELO

Durante la última era glaciar los humanos anatómicamente modernos se dispersaron por el mundo. Al suroeste de Europa llegaron hace unos 40.000 años, acompañados de mejoras tecnológicas y de un extraordinario progreso de las artes.

La estacionalidad de los recursos vegetales y animales requería prácticas de vida nómada para garantizar la supervivencia. Cuevas y cabañas servían de refugio temporal, y la caza y la recolección proporcionaban alimentos.

La naturaleza también aportaba materiales para producir herramientas, vestidos y adornos. Un nuevo utensilio, el propulsor, y la mejora gradual de los proyectiles permitieron cazar de forma más eficiente.

Los animales de clima frío (bisontes, mamuts, osos, renos, leones de las cavernas o rinocerontes lanudos) y los de clima templado (caballos, uros, ciervos y cabras),
refugiados en estas tierras y presas de las cacerías, se convertirían pronto en elementos de inspiración de la creatividad humana.

Propulsor esculpido (cervatillo) Grotte du mas d’Azil, Le Mas d'Azil, Francia. Magdaleniense 20.000-13.700 años antes de ahora. Fondo del Parque de Prehistoria. Tarascon-sur-Ariège, Francia. Réplica.

El arte de las cavernas

En la expansión de los humanos modernos por el mundo y en su adaptación a nuevos paisajes, climas y otros grupos humanos (como los neandertales en el continente europeo) se encuentra la semilla de un nuevo giro creativo en la evolución del pensamiento simbólico: la aparición del arte figurativo.

Entre hace 36.000 y 11.700 años, las manifestaciones artísticas experimentaron un desarrollo sin precedentes en el suroeste de Europa. Cuevas profundas, abrigos y rocas al aire libre hicieron de lienzos naturales a dibujos, grabados y pinturas, en los que la belleza y el naturalismo de los animales o la abundancia de los signos contrastan con la escasez de las representaciones humanas.

¿Qué significaban estos temas? ¿Por qué los pintaban? La investigación científica
debate varias teorías, pero la desaparición de los artistas ha dejado estas obras rodeadas de misterios.


La creación musical

La música, las canciones y las danzas son expresiones culturales universales con poca visibilidad arqueológica. La presencia de instrumentos musicales apunta que aparecieron hace al menos unos 40.000 años. Las flautas son los instrumentos más documentados, pero en Europa también encontramos silbatos, bramaderas y arcos musicales a lo largo del paleolítico.

Las flautas se fabricaban con huesos de aves y las perforaciones permitían producir diversos tonos. Las bramaderas, utilizadas por muchos grupos humanos de todo el mundo, tenían forma ovalada y estaban hechas de hueso, marfil o madera. Emitían un sonido grave característico cuando se hacían girar gracias a un cordel atado a uno de sus extremos.

Intérprete Santi Faro
Flauta. Cueva de Isturitz, Francia. Gravetiense (32.000-25.000 años antes del presente). Musée d’Archéologie Nationale. Sant-Germanin-en-Laye. Réplica: Santi Faro
El pequeño brujo de la Grotte des Trois Frères, Francia. Se trata de la representación de un antropomorfo llamado pequeño brujo. Es una de las figuras más citadas para "representar" la música en la prehistoria. El "brujo", en postura de baile, está conectado a un objeto, interpretado como un arco musical o un tipo de flauta de nariz.


La paleta de los artistas paleolíticos

El arte paleolítico se materializaba a la vez sobre soportes parietales y muebles. Piedra, hueso, asta, marfil, dientes de animales y posiblemente materiales perecederos
como la madera sirvieron de base para grabar, pintar y esculpir. En la producción artística no había improvisación: requería una inversión de tiempo para recoger materiales, preparar herramientas y pigmentos, seleccionar espacios y soportes, y pensar diseños.

Hombres y mujeres dibujaban y pintaban con colorantes naturales como el carbón o el
manganeso (negro) y óxidos de hierro (rojo).

Mezclaban los colorantes en polvo con aglutinantes naturales (grasas animales o extractos vegetales). La pintura se aplicaba con los dedos, con pinceles, con tampones o soplando directamente con la boca.

En el interior de las cavernas, el parpadeo de las llamas de las antorchas y lámparas de grasa animal acompañaba la creación artística dando vida a los relatos narrados a la luz de las imágenes.

Técnicas artísticas del arte paleolítico
Luz de gres con mango: Esculpido sobre piedra arenisca, con una cubeta redonda y mango cuadrangular trabajado. Este tipo de luces utilizaban grasa animal como combustible y se usaban para iluminar las cuevas. Esta pieza fecha del Magdaleniense antiguo. Yacimiento de Solvieux Musée National de Prehistoria (Les Eyzies-de-Tayac).

¿Dónde estaban los humanos?

Los artistas paleolíticos enfatizaron en sus obras el mundo animal en detrimento de la figura humana. Las escasas referencias explícitas conocidas eran personajes completos, pero muy sintéticos e idealizados; seres híbridos, con rasgos humanos y animales, e incluso solo representaciones de ciertas partes anatómicas, como cabezas, atributos sexuales y manos.

La presencia de manos pequeñas podría atribuirse tanto a individuos jóvenes como a mujeres. Pero las representaciones parciales de atributos sexuales masculinos y femeninos (penes, vulvas y pechos) dan protagonismo a ambos sexos, y nos recuerdan que las mujeres también estaban presentes en la prehistoria.

Las imágenes más fieles a la realidad son las famosas estatuillas denominadas venus. ¿Eran ídolos, diosas, amuletos, juguetes? ¿Tenían una finalidad simbólica, sexual o tal vez ginecológica? El debate entre los especialistas está todavía muy vivo.

Venus de Willendorf, Austria. Gravetiense (32.000-25.000 años antes del presente). Naturhistorisches Museum Viena. Réplica.

Un arte mediterráneo

La fachada oriental de la península Ibérica ofrecía un entorno templado durante la última era glaciar gracias a la influencia del Mediterráneo. Las especies representadas en cuevas, abrigos y otros soportes pétreos así lo confirman. Aquí, caballos, uros, ciervos y cabras, pintados y grabados, dominan el imaginario.

El gran conjunto de piezas de este territorio procede de la cueva del Parpalló (Gandía), la escuela de artistas más prolífica y duradera del paleolítico, con más de 5.600 plaquetas que muestran la evolución del arte entre hace 32.000 y 14.000 años.

Otros hallazgos excepcionales los encontramos en tierras catalanas. El abrigo del Molí del Salt (Vimbodí) ha proporcionado lo que podría ser el primer mapa de un campamento de cazadores-recolectores de hace unos 13.800 años. En el Hort de la Boquera (Margalef de Montsant) un extraordinario grabado captura la interacción entre humanos y aves (algo inusual en el arte paleolítico europeo) y prefigura el advenimiento del arte narrativo.

Grabado sobre un bloque de pizarra, donde se dibuja una cierva que mira hacia la izquierda. San Gregorio, Falset, Priorat. Magdaleniense superior final (12073-11704 años antes de ahora). Museu de Reus. Archivo Fotográfico Museu de Reus.

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