Después del hielo
Hace 11.700 años, la retirada de los hielos glaciares comportó también la desaparición del arte figurativo paleolítico en el suroeste de Europa.
De las comunidades cazadoras-recolectoras que habitaron estos territorios solo conocemos pequeñas muestras de arte mueble con temas geométricos.
La mejora climática favoreció la expansión de los bosques, al mismo tiempo que se generalizó el uso del arco.
Hace unos 7.500 años, grupos forasteros plenamente neolíticos llegaron acompañados de extraordinarias novedades, como la domesticación de plantas y animales, la cerámica, la hoz o los utensilios de piedra pulida.
Los recién llegados desarrollaron dos nuevas tradiciones artísticas, parietales y muebles, conocidas como arte macroesquemático y esquemático.
Los bocetos simplificados de humanos y animales (solo en el esquemático) y los temas geométricos (en ambos casos) ilustraban una nueva manera de relacionarse con la naturaleza.
El nacimiento del arte narrativo
En algún momento de los inicios de la era posglaciar, entre 11.700 y 7.000 años atrás, la fachada mediterránea peninsular es el escenario de un giro sin precedentes en la historia del arte en Europa: el nacimiento del arte narrativo.
Lo que conocemos como arte levantino introduce cambios significativos en los temas y en las formas de relacionar las figuras en los paneles.
Ahora, por primera vez, escenas llenas de dinamismo y movimiento cambian de forma innovadora el modo de narrar historias visualmente.
Los humanos y sus vestidos, adornos y herramientas, nunca vistos anteriormente, se convierten en protagonistas de escenas que ilustran tácticas de caza, batallas, ajusticiamientos, marchas territoriales, la recolección de la miel, la maternidad, la muerte u otras actividades hoy todavía más enigmáticas.

Paisajes pintados
Las singularidades de los paisajes mediterráneos atrajeron la atención de las poblaciones levantinas, que llenaron con pinturas y grabados las paredes de abrigos y peñascos ubicados en los principales ejes fluviales. Estos espacios sirvieron como vías de comunicación natural facilitando la circulación de ideas y de personas durante generaciones.
La acumulación sucesiva de figuras y escenas de diversos estilos en los mismos paneles revela que las pinturas se utilizaban repetidamente para recordar los valores culturales de estos lugares, en ocasiones escondidos, en ocasiones prominentes.
Imágenes y símbolos en el arte levantino
Los artistas levantinos muestran un gran conocimiento de la fauna salvaje que pintan: ciervos, cabras, jabalíes, uros y, con menos frecuencia, caballos, animales carnívoros o insectos. En cambio, la vegetación es escasa.
Ahora los protagonistas indiscutibles son los humanos, con rasgos anatómicos (pelo, nariz o barba), todo tipo de adornos (tocados en la cabeza, brazaletes o cintas), vestidos (pantalones cortos y largos, o faldas) y equipamiento (arco, flechas, carcaj, bolsas, cestas y bumeranes).
El origen de este arte es objeto de debate. Para algunos fue concebido por los últimos cazadores-recolectores postglaciares. Para otros, en cambio, es un arte neolítico,
a pesar de no hablar de agricultura y ganadería. Los temas representados (caza, guerra o muerte) son comunes a los dos modos de vida y no permiten decantar el debate.
La paleta de los artistas levantinos
Los artistas levantinos pintaban sobre lienzos de roca al aire libre, dentro o fuera de abrigos, por lo que la luz del fuego ya no era imprescindible para contar historias, leyendas o tradiciones. Asimismo, el arte mueble, gran protagonista durante el paleolítico, desaparece de este mundo.
La diversidad de técnicas y formas de aplicación de la antigua pintura paleolítica se reduce ahora al uso de pinceles, a veces muy finos, para trazar siluetas monocromas y excepcionalmente bicromas. Solo unos pocos hallazgos recientes, con figuras humanas finamente grabadas, insinúan que esta técnica también era conocida por los artistas levantinos.
La paleta de los nuevos pintores es similar a la de otros artistas de la prehistoria, con tonos negros, rojos y en ocasiones blancos, obtenidos de la naturaleza y transformados en pintura al mezclarlos con aglutinantes naturales.

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